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jueves, 7 de octubre de 2010

La iniciativa en las relaciones


8 de octubre.- Suele ser complicado encontrar y mantener el equilibrio en las relaciones humanas. A menudo, la gente se queja de que los demás no le demuestran su aprecio con la frecuencia y la intensidad que le gustaría. Cuando es probable –según nuestra experiencia- que en muchos casos están cayendo exactamente en lo mismo que critican. Se quedan esperando que los seduzcan, los enamoren.
Muchas veces, si no toman la iniciativa, no es por pereza o por desgana, sino porque no se atreven. Temen el rechazo, temen que sus acercamientos no caigan bien y prefieren no hacer nada antes que equivocarse. Cuando no hay mayor equivocación que no atreverse. Pero ellos siempre tienen una excusa…
Generalmente, una actitud activa en nuestras relaciones ofrece mayores garantías para la satisfacción de nuestros deseos que una actitud pasiva. Podemos ponernos cómodos y esperar a que las demás personas nos entretengan, nos mimen, nos muestren su afecto... o podemos tomar la iniciativa y ser nosotros quienes demostremos nuestro interés y amor por otras personas. En muchas ocasiones, nuestra iniciativa será acertada y seremos bien correspondidos. Y si no, hay que madurar y aprender a aceptar un "no" sin que se convierta en un drama.
Las relaciones de pareja dependen en gran medida de la disposición de ambos miembros y se expresa por medio de iniciativas, más o menos explicitas. En las relaciones sexuales ocurre exactamente lo mismo. Es verdad que tradicionalmente se suponía que la mujer debía de esperar a que el hombre marcara las pautas. Afortunadamente, esto ha cambiado y ahora todos podemos explorar y disfrutar de ser seducidos y aprender el juego de la seducción. Lo ideal, en cualquier pareja, es que la iniciativa venga por ambas partes y que cada uno pueda expresar todas sus potencialidades.
La alternancia de roles puede suponer un gran logro. Siempre hemos dicho que en las relaciones de pareja hay que saber dirigir y dejarse llevar. Disfrutar de los dos papeles: ser locomotora, remolcando y marcando el camino; y ser vagón, dejándose llevar. Alternar los dos polos permite desarrollar todas nuestras posibilidades, nos ayuda a disfrutar de muchos matices y a compartir responsabilidades, rebajando los niveles de tensión y ansiedad que demasiadas veces anidan en las alcobas.
Además, ser capaces de integrar estas polaridades puede ser todo un descubrimiento, no sólo en el ámbito sexual, sino otras facetas de la vida.
¿Te gusta tomar la iniciativa en tus relaciones en general? ¿Y en las sexuales? ¿Qué te suele impedir tomar la iniciativa? ¿Cuál es tu excusa? ¿Sueles esperar que otros tomen la iniciativa? ¿Qué ventajas tiene tomar la iniciativa? ¿Y qué desventajas?

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